Immortals Fenyx Rising es un videojuego de mundo abierto ambientando en la antigua Grecia mitológica. Comenzamos con Zeus visitando a Prometeo encadenado para pedirle consejo sobre cómo proceder, puesto que el titán Tifón ha huido de su prisión y robado la esencia a varios de los dioses hijos de Zeus. Prometeo empezara a narrarle la historia de Fenix, de cómo est@ mortal (podemos escoger genero al comenzar la aventura) naufraga en la isla Aurea y se embarca en la misión de ayudar a los dioses frente a Tifón, de primera simplemente para salvar a su hermano que al igual que todos los demás humanos ha quedado petrificado supuestamente por el poder del Titan. Según avanza la trama vemos que Fenix es mucho mas de lo que aparenta (un simple escuder@) siendo el personaje central de la narración de Prometeo.
El combate tiene una importancia capital, teniendo muchísimas armas, armaduras, habilidades de combate. Se trata de un combate en tiempo real muy dinámico la pena es que no hay demasiada variedad de enemigos “comunes”, aunque si hay multitud de jefes y enemigos importantes o secundarios ocultos. En el juego existen unas zonas llamadas cámaras del tártaro, se trata de desafíos de diverso tipo (puzles, habilidad o combates) que nos darán como premio objetos para mejorar el personaje (umm, noto cierta relación con los santuarios de Zelda Breath of the wild o solo soy yo).
Es un juego cargado de ironía y humor. Zeus siempre apuntilla lo narrado por Prometeo, así como los dioses que nos encontramos tienen un gran sentido del humor.
Immortals Fenyx Rising en Wikipedia (aquí)
Mis estadísticas:
Duración: 72 horas.
Plataforma: Nintendo Switch. Recomendado: Si, a pesar de su duración para mí ha sido superentretenido la exploración del territorio. Tanto que a veces me perdía por el mundo y no me acordaba para nada de seguir la trama principal. Buenas música, gráficos y animaciones aceptables y lo dicho muy entretenido. Y lo mejor totamente inspirado en Zelda Breath of the Wild pero con un estilo y ambientacion propio, no tiene nada de malo fijarse en los grandes.